El robo y la recuperación de la corona vendimial entregó escenas dignas de una película cómica sobre el delito y quedaron ocultas otras que se presienten agridulces para la platea informada por los medios de comunicación. Lo que se sabe hasta ahora es que la seguridad privada del local que guardaba la corona ignoró las alarmas que se activaron mientras ocurría el robo.
Nadie habló de liberación de la zona para que se cometiera el delito -además de la corona se robaron todas las joyas de la bóveda de seguridad del local de Vendemmia, en la calle San Martín-, pero el propio gobernador Francisco Pérez le endilgó "negligencia" a la agencia Westronic en la custodia del comercio que tenía contratados sus servicios. Aunque aclaró que se investiga si no hay otros cargos más pesados que achacarle a la empresa de seguridad privada.
El dueño de la joyería dijo que en las imágenes de las cámaras de seguridad se vio entrar a un solo ladrón, quien se fue con una parte del botín y volvió a entrar para llevarse lo que faltaba, presumiblemente la corona de la reina. Y no se llevó el cetro vendimial, lo que hace pensar a los investigadores que no tenía ni idea del valor cultural de lo que se estaba robando: la corona de oro y brillantes que lucen las reinas vendimiales desde 1995, confeccionada por Enzo Vendemmia y donada a la Provincia.
El joyero dijo que Westronic mandó una unidad con personal de la agencia al comercio mientras estaba siendo robado, pero como desde el exterior no se notaban los movimientos de adentro dejaron sin efecto el alerta. Pérez criticó que no llamaran a la policía, sin dejan de remarcar que la decisión de la empresa de seguridad se está analizando.
Con todo eso, el lunes en la mañana se escandalizó el clima informativo de la provincia con la desaparición de la corona de la reina. Y cuando todavía nadie había desatado el nudo de la investigación, se produjo otro suceso inesperado: el abogado penalista Martín Ríos se apareció, en la tarde del mismo día, ante el fiscal del caso Daniel Carniello con la corona intacta. Suena lindo, pero no fue tan así, antes había pactado la entrega vía telefónica.
A partir de ese acto, se sabe con certeza que el último tenedor de la corona antes del paso por las manos de Ríos para llegar a Carniello es un cliente del avezado abogado penalista de la matrícula local. ¿Quién la robó? No se sabe, aunque hay muchas pistas para llegar al dato. Ríos dijo que su cliente no fue el ladrón, sino que recibió la corona de una tercera persona, que no precisó si ésta era la autora del robo.
Por ahora, la historia cuenta que la corona fue robada y devuelta en cuestión de horas, mientras siguen con destino desconocido el resto de las joyas de Vendemmia que engrosaron el botín del que fue parte el ornamento vendimial.